La hipocresía de la seguridad aérea se ceba en nuestros portátiles tras hacerlo en nuestras botellas de agua
Primero fueron los cortauñas, luego los líquidos, y ahora son los dispositivos electrónicos. La regulación de las aerolíneas ha ido imponiendo cada vez más limitaciones a los pasajeros en aras (teóricamente) de una mayor seguridad, pero muchos empiezan a preguntarse si no estamos yendo demasiado lejos. El detonante, claro, ha sido el nuevo debate que ha surgido en Estados Unidos sobre la prohibición de llevar portátiles en los aviones . La medida se había instaurado en ciertos vuelos procedentes de países de África y Oriente Medio, pero ahora quieren expandirla a vuelos desde Europa. Los sacrificios que tienen que hacer los pasajeros no solo son excesivos: tampoco parecen demasiado razonables , incluso si se busca esa protección de atentados terroristas. ¿Nos creemos el argumento de la seguridad? La motivación: que las agencias de inteligencia han indicado que los terroristas del Estado Islámico podrían haber desarrollando formas de ocultar explosivos en los portátiles . El argu