Análisis de Ever Oasis: la preciosista revisión de los RPG que promete refrescar el catálogo de 3DS
Una de las cosas que hacen del verano la aventura más inmensa del año para un niño (o para cualquiera que todavía siga soñando como tal) es la sensación de libertad tan instintiva que se sobrepone a cualquier ola de calor, a cualquier semana en casa de esos primos a los que no soportas o a cualquier asignatura pendiente para septiembre . Hace un tiempo (demasiado ya, diría yo) para mi y para mis hermanos los tres meses de vacaciones nos convertían en los indiscutibles protagonistas de nuestra abrazable familia . Bastante habíamos tenido aprobando con nota y refrenando nuestros deseos de hacer el imbécil en clase. Ahora podíamos sacar pecho de lo buenos que fuimos, y por ello (y porque nuestros padres bien se merecían un altar) el verano nos sabía a gloria . Todo lo que habíamos aparcado durante el curso volvía a nosotros con tantas ganas que incluso terminaba sabiendo a poco, lo que (por suerte o por desgracia) desembocaba en el mejor de los tableros que un niño tenga en la recámar