¿Jugamos para divertirnos... o para competir?
Mucho ha cambiado esta industria respecto al siglo pasado. Antes era todo más simple (en el buen sentido), más auténtico. Los videojuegos, pese a la mala fama que tenían por parte de los profanos, se habían creado con la intención de jugar y, por lo tanto, de pasarlo bien. Eran una válvula de escape la mar de divertida . Hoy en día, con la masificación que ha sufrido, ya no es igual. Sí que hay un sector del público que lo sigue disfrutando de la misma manera, pero de un tiempo a esta parte también se ha convertido en una profesión . Y el problema es cuando colisionan ambos mundos, especialmente cuando se hace a través de Internet. Es una industria demasiado agresiva, fiel reflejo de la sociedad, por otro lado. Peleas entre fanáticos para defender a ultranza su sistema de juego, peleas de sexos en busca de un espacio seguro, o simplemente creerse superior a los demás cuando ven a alguien jugar de manera distinta, menos profesional. Esta industria ha evolucionado, para bien y para