Del Washington real al Washington virtual de The Division 2. Hablamos con los directores del juego sobre diseño, cultura, tiros y utopías
Si viajar por la historia fuera tan fácil como cambiar un filtro de Photoshop , el ahora que describo —la planicie que separa el monumento a los (norteamericanos) caídos en la Segunda Guerra Mundial del enorme obelisco que es icono de Washington— podría transformarse de pronto en un terreno pantanoso. En un pestañeo, hemos viajado más de dos siglos en el tiempo y contemplamos el espacio vacío a nuestro alrededor en una compañía legendaria. Es 1791 y Pierre Charles L'Enfant contempla aquel marjal cruzado por las aguas del Potomac como el pintor contempla el lienzo en blanco. Hay tanto que construir… A su lado, su hermano masón, George Washington, imagina avenidas y monumentos. El Padre de su País , a apenas ocho años de su muerte, disfruta con su amigo francés de la evocación de una ciudad mágica que llevará su nombre. Una ciudad que será capital del mayor imperio del Siglo XX. Símbolo de la libertad planetaria y, también, encarnación de la hipocresía del conquistador .