Cómo la tecnología está intentando (sin mucho éxito) acabar con los atascos de tráfico
Poco, muy poco, tiene que ver el tráfico de Madrid de la década de 1960, cuando Alejandro Cintas se dejaba las pestañas componiendo Mi carro —la lacónica rumba que inmortalizó Manolo Escobar—, con el que soporta hoy la capital. Ni siquiera el de hace un cuarto de siglo. En 1995 la DGT contabilizaba en Madrid 1,41 millones de coches. Hoy, tras una escalada casi sostenida que solo “pinchó” durante la crisis, son ya 1,49. Durante esos escasos 25 años la población de la metrópoli también se ha disparado. A finales de 2018 daba cobijo a 3,2 millones de vecinos, un 12,4% más que a mediados de la década de 1990. La ecuación es muy simple: más coches, más vecinos, más conductores… Y más, muchísimos más desplazamientos en las carreteras. Desde hace años el Ayuntamiento de Madrid —al igual que los de otras ciudades de España, Europa o el resto del mundo— ha recurrido a las TIC para ayudarse a asumir un “boom” de tráfico que a menudo deriva en graves problemas de colapsos y polución . Los co