Así era el sistema de purificación de agua con el que los mayas se adelantaron a su tiempo hace 2.000 años
A fuerza de verlo día sí, día también hemos asumido que es algo de lo más mundano, pero ir a la cocina, abrir el grifo y ver cómo aflora un refrescante y generoso chorro de agua es una bendición. También el resultado de un intrincado sistema de ingeniería civil : hay que recoger el líquido, canalizarlo, potabilizarlo y llevarlo hasta cada uno de nuestros hogares. En la ciudad maya de Tikal , uno de los grandes yacimientos precolombinos situados en la Cuenca del Petén —en lo que hoy es el norte de Guatemala— no disponían de tanta logística; pero se las apañaban igualmente bien. Y eso que no lo tenían fácil: acogía miles de habitantes y afrontaban frecuentes sequías. Para garantizar su suministro los habitantes de Tikal, al igual que los de otros asentamientos mayas, decidieron construir embalses. El objetivo: acumular y almacenar el agua para los períodos de carestía. El problema es que con el paso del tiempo el líquido estancado se corrompía y acababa contaminado con microbios y mi