"Yo sé que existo aunque tú no me imaginas": la historia de las personas que no tienen imaginación
Thomas Ebeyer y su novia llegaron a su casa de Waterloo en Ontario (Canadá) tras cenar con una amiga que no habían visto en casi un año. Mientras se ponían el pijama, ella comentó que su amiga llevaba la misma ropa que había usado la última vez que se habían visto y él preguntó que cómo era capaz de recordar ese tipo de cosas un año después . “Ya sabes, tengo una imagen muy clara de aquello en mi mente”, respondió. Aquello le cambió la vida Ebeyer: tenía 25 años, pero aquella noche, por primera vez, se dio cuenta de que, a diferencia del resto de personas de su entorno, era incapaz de tener imágenes mentales . La audacia de (la falta de) imaginación Unos años después, un amigo le mandó un correo con un enlace a un artículo de Carl Zimmer . En él, hablaban de MX, un inspector de edificios de 65 años, que tras un procedimiento quirúrgico menor, había perdido la capacidad de visualizar objetos . Alarmado visitó muchos médicos, pero ninguno encontró el problema hasta que en 2005 llegó