Cuando cancelas una suscripción es cuando conoces realmente a la empresa que te la cobraba
Hace unos años decidí que era el momento de empezar a pagar por Photoshop . La usaba con poca profundidad pero con mucha recurrencia para mi trabajo, y lejos quedaban los años en que una licencia costaba cientos de euros. La era de las suscripciones también había llegado a Adobe, y por 12 euros al mes podía usar el editor de fotos por la vía legal. Demasiado complicado decir que no, y más para cuestiones profesionales. Hace unas semanas, decidí que iba a dar el salto a Pixelmator para la edición gráfica y a Pixelmator Pro para la fotográfica, en la App Store de macOS se pueden conseguir ambas aplicaciones en bundle por 55 euros en pago único vitalicio, menos de lo que cuestan cinco meses de Photoshop. Procedí a cancelar mi suscripción, y entonces encontré la sorpresa : para cancelar mi suscripción, me exigía el pago de 66 euros, unos cuatro meses y medio restantes de servicio . ¿Una permanencia? No exactamente. Adobe ofrece este producto en dos planes distintos: pago anual ú