Hace 120 años un visionario ya tuvo la idea definitiva para defender Gibraltar: construir un rayo artificial
La cosa sonaba tan futurista y hasta tal punto parecía sacada de una novela de Asimov, que si la modernidad no había llegado ya con los Beatles o el paseo lunar de Armstrong a la fuerza tenía que hacerlo con aquello. En 1980 EEUU y la URSS se batían el cobre por ver quién de los dos fabricaba primero un “rayo de la muerte”, un chorro de energía o de partículas atómicas que significase —y así lo apuntaba la prensa de entonces — el “jaque mate” definitivo en el tablero de la Guerra Fría . Lo que probablemente no sabían ni en Washington ni en el Kremlin es que semejante idea tenía de novedosa lo mismo que el Calendario Zaragozano . Ocho décadas antes, cuando España digería aún el desastre de 1898 y la pérdida de las colonias de Cuba, Filipinas, Guam y Puerto Rico, un inventor catalán de Vilanova i la Geltrú le había dado vueltas ya a una propuesta parecida. Eso sí, para un fin mucho más español: defender el Estrecho de Gibraltar . Su nombre: Isidoro Cabanyes . Misión: defender Gibra