Los incas realizaban cirugías craneales con más éxito que los cirujanos del siglo XIX en EEUU. Y tenemos pruebas
Ephraim Squier era un arqueólogo polímata de Estados Unidos. Su contemporáneo Paul Broca un médico y anatomista francés. Más allá de haber vivido dos existencias prácticamente solapadas, entre las décadas de 1820 y 1880, a ambos los unían sin embargo dos peculiaridades. Primero su enorme reputación. Segundo, que ni siquiera esa fama y prestigio les valió de mucho cuando ya entrado el siglo XIX defendieron una teoría que a muchos de sus contemporáneos, incluso los más eruditos, les sonó a chifladura : que entre los antiguos incas había cirujanos con tanta pericia que podían practicar complejas craneotomías con éxito. El tiempo les ha dado la razón. Y con creces. ¿Y este cráneo? Una pregunta tal que así debió de hacerse Squier en el XIX cuando, durante su periplo por el Perú, se encontró con una pieza única : el hueso frontal de un cráneo procedente de un cementerio inca localizado en Yucay . Aquel vestigio resultaba curioso no por su antigüedad, forma o las anomalías que pudiera t