A Renfe le están comiendo terreno en casa. Su respuesta: aprovechar la liberalización para operar en Francia
Renfe mira más allá de los Pirineos. La compañía ferroviaria, que encara una etapa clave para su operativa, marcada por la recuperación de la demanda tras el mazazo de la pandemia y la necesidad de afrontar una competencia creciente en el servicio de alta velocidad nacional, da pasos en otro de sus frentes: el mercado galo, el mismo en el que operaba hasta hace unas semanas de la mano de su homóloga francesa, SNCF, y que ahora —una vez disuelta esa cooperación— quiere recuperar con una nueva estrategia. Por lo pronto, ya tiene un OK y un cronograma sobre la mesa. Más allá de los Pirineos . Ahí es donde mira Renfe. La operadora española acaba de lograr que la Agencia Ferroviaria de la Unión Europea (ERA) le conceda el certificado de seguridad necesario para cubrir las rutas que enlazan Lyon y Marsella con Perpiñán, una localidad del sur de Francia situada a unos 45 kilómetros de Figueres, en Cataluña. Con ese visto bueno y una vez cumplidos los requisitos fijados por la Agencia Fra