A Renfe le están comiendo terreno en casa. Su respuesta: aprovechar la liberalización para operar en Francia

A Renfe le están comiendo terreno en casa. Su respuesta: aprovechar la liberalización para operar en Francia

Renfe mira más allá de los Pirineos. La compañía ferroviaria, que encara una etapa clave para su operativa, marcada por la recuperación de la demanda tras el mazazo de la pandemia y la necesidad de afrontar una competencia creciente en el servicio de alta velocidad nacional, da pasos en otro de sus frentes: el mercado galo, el mismo en el que operaba hasta hace unas semanas de la mano de su homóloga francesa, SNCF, y que ahora —una vez disuelta esa cooperación— quiere recuperar con una nueva estrategia. Por lo pronto, ya tiene un OK y un cronograma sobre la mesa.

Más allá de los Pirineos. Ahí es donde mira Renfe. La operadora española acaba de lograr que la Agencia Ferroviaria de la Unión Europea (ERA) le conceda el certificado de seguridad necesario para cubrir las rutas que enlazan Lyon y Marsella con Perpiñán, una localidad del sur de Francia situada a unos 45 kilómetros de Figueres, en Cataluña. Con ese visto bueno y una vez cumplidos los requisitos fijados por la Agencia Francesa de Seguridad, la firma española espera que sus trenes regresen a Francia antes del verano. Su objetivo: cubrir las rutas entre Madrid y Barcelona con Marsella y Lyon.

¿Cuáles son los planes de Renfe? En una primera fase —precisa Europa Press— la compañía plantea poner en circulación trenes de alta velocidad entre Madrid y Marsella y de Barcelona a Lyon en días alternos, lo que dejaría seis circulaciones semanales por trayecto. Eso en una etapa inicial, de aterrizaje. En otra posterior quiere ampliar su oferta y que los convoyes operen todas las jornadas con dos servicios diarios hasta sumar 28 circulaciones semanales entre ambas rutas.

De momento y con el plácet de ERA, va a iniciar ya este mismo mes, el lunes 16, las “marchas blancas”, pruebas durante las que se replicarán las condiciones del servicio comercial. No será el único paso de la operadora, que quiere iniciar ya los trámites para abrir una sucursal en Francia, lo que exigirá el visto bueno del Ministerio de Hacienda galo. El Centro de Gestión de Operaciones se localizará en cualquier caso en Barcelona. La compañía ya tiene también sus primeros maquinistas preparados para circular los trenes de alta velocidad por la infraestructura francesa.

¿Por qué ahora? La pregunta es importante. El mercado francés no es nuevo para Renfe. Desde 2013 la compañía española y SNCF mantenían una alianza para gestionar el servicio entre ambos países, una larga relación durante la que llegaron a acumular —precisa El País— alrededor de seis millones de viajeros en las rutas entre Barcelona, Lyon y París y Madrid y Marsella. En febrero de 2021 SNCF anunció sin embargo a Renfe y Elipsos Internacional —la sociedad que gestiona el servicio, conformada por ambas operadoras— su decisión de romper la cooperación.

Ya entonces se anunció que la medida se haría efectiva a finales de 2021. De hecho, la web de ‘Renfe-SNCF en Cooperación’ informa que desde el 11 de diciembre sus trenes de alta velocidad no prestan servicio entre España y Francia. Renfe no se ha quedado de brazos cruzados y a principios de año, después de que SNCF anunciara su decisión unilateral, comunicó a sus exsocios galos que estaba interesada en continuar operando el servicio. Ahora ha logrado un permiso clave.

Un poco de contexto. Al anunciar su decisión, unilateral, SNCF adujo la falta de rentabilidad del servicio, pero lo cierto es que el contexto es algo más complejo y para entenderlo hace falta manejar una clave esencial: la liberalización del tráfico de pasajeros español, un proceso activado a finales de 2020, pero que debido al efecto de la pandemia no empezó a concretarse hasta 2021.

El anuncio de SNCF llegó un año después de aprovecharse de esa apertura del mercado para iniciar operaciones con su propio servicio de alta velocidad en la conexión Madrid-Barcelona bajo la marca Ouigo. Una vez dado ese paso, el debate en los despachos de SNCF se centró entre mantener la cooperación en las rutas internacionales o lanzarse a un escenario de competencia.

Un paso complicado. La decisión de Renfe no es sorprendente. Con el fin de la pandemia la demanda de servicios ferroviarios se está recuperando y quizás la mejor muestra del atractivo del tráfico transfronterizo es que SNCF comercializa las rutas entre ambos países.

Que el negocio sea interesante no significa sin embargo que resulte sencillo aprovecharlo. Las autoridades galas no se lo están poniendo fácil a la operadora española, que se encuentra allí con una peculiaridad que no ha afrontado SNCF en España: si aquí el certificado permite operar en todo el país, en Francia se acota a una línea en concreto, lo que de entrada obligará a Renfe a centrarse en las conexiones de Perpignan a Lyon y Marsella. Los planes de Renfe, precisa la agencia Europa Press, pasarían en cualquier caso por lograr el permiso para operar en toda Francia.

Imagen de portada: Pablo Nieto Abad (Flickr)

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Fuente: Xataka
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