Yo no apuesto, yo invierto: Polymarket y compañía han sofisticado la ludopatía hasta hacerla indistinguible de "invertir"

Yo no apuesto, yo invierto: Polymarket y compañía han sofisticado la ludopatía hasta hacerla indistinguible de "invertir"

Los mercados de predicción han dejado de ser un nicho de Internet y de datanerds para convertirse en la nueva obsesión de Wall Street y de Silicon Valley. Plataformas como Polymarket y Kalshi están recibiendo valoraciones multimillonarias al reempaquetar las apuestas tradicionales como instrumentos financieros sofisticados.

La imagen que define el momento ocurrió recientemente en Manhattan, según contó Bloomberg: el patriarca de la Bolsa de Nueva York (70 años, traje impecable) cerrando un acuerdo multimillonario con el fundador de Polymarket (27 años, camiseta y botella de plástico). Esa reunión selló el destino del sector: las apuestas ya no son un juego, son finanzas.

Por qué es importante. Estamos ante un cambio cultural y regulatorio radical. Al redefinir las apuestas como "contratos de eventos", estas plataformas intentan eludir la legislación del juego (que en España controlaría Consumo) para colarse en el sistema financiero tradicional, con el respaldo de gigantes como los dueños de la Bolsa de Nueva York (NYSE).

La panorámica. Kalshi ya vale 10.000 millones de dólares y Polymarket está busca 12.000 millones. No son chiringuitos, como decíamos, el dueño del NYSE ha invertido ahí. La liga de hockey (NHL) y la empresa de medios de Donald Trump ya están firmando acuerdos. Es el sistema financiero tradicional abrazando el azar.

Es, ante todo, legitimación.

La reingeniería semántica. El verdadero éxito de Polymarket no es tecnológico, es lingüístico. Han eliminado el estigma del apostador cambiando el diccionario:

  • No es una apuesta. Es una "inversión".
  • No es una casa de apuestas. Es un "exchange de contratos".
  • No eres un ludópata. Eres un trader que analiza el "sentimiento del mercado".

Un ejemplo de lo absurdo de algunos casos: gente apostando por Elon Musk entrando en la carrera para ser presidente de Estados Unidos, ajenos a que Musk nació en Sudáfrica y por tanto no puede acceder a la presidencia, ya que la Constitución estadounidense veta la presidencia a extranjeros. Es decir: todas esas apuestas son dinero tirado a la basura desde el minuto uno.

Cómo funciona. En lugar de jugarte 50 euros a que Trump gana, compras una "acción" de ese resultado que vale 1 dólar si aciertas. Esto permite que la misma persona que ganaría o perdería dinero en la ruleta, ahora lo gane o lo pierda en una app con gráficos de bolsa.

Aunque los ahorros vuelen igual, el usuario se siente más inteligente y menos culpable: cree que está operando en algo más parecido al IBEX, no en un casino.

Lo que viene. Hay una guerra civil gestándose. La vieja guardia del juego (los dueños de los casinos tradicionales) ve esto como competencia desleal.

Jay Snowden, CEO de Penn Entertainment (una empresa de casinos y apuestas deportivas), ya ha avisado: esto es una amenaza directa para su industria. Mercados de predicción y juegos de azar se solapan.

En conclusión. Polymarket ha logrado sofisticar la ludopatía para una generación que se cree demasiado lista como para jugar a juegos de azar. Han creado el casino perfecto para quienes desprecian los casinos, permitiendo arriesgar los ahorros bajo la ilusión de estar haciendo análisis financiero.

En Xataka | Hace cinco años trabajaba desde su baño al borde de la ruina. Hoy dirige una empresa valorada en 8.000 millones

Imagen destacada | Hush Naidoo Jade Photography, Mockuuups Studio

-
La noticia Yo no apuesto, yo invierto: Polymarket y compañía han sofisticado la ludopatía hasta hacerla indistinguible de "invertir" fue publicada originalmente en Xataka por Javier Lacort .




Fuente: Xataka
Enlace: Yo no apuesto, yo invierto: Polymarket y compañía han sofisticado la ludopatía hasta hacerla indistinguible de "invertir"

Comentarios