BBVA aplica el «Big data» para afrontar catástrofes naturales

El análisis de grandes datos es una tecnología en auge. Las grandes posibilidades que ofrece ha abierto la puerta a las mejoras y optimización de los procesos. Una de las empressas que más ha apostado por ello ha sido BBVA, que acaba de anunciar una colaboración con las Naciones Unidas para desarrollar UN Global Pulse, un proyecto que medirá la resiliencia de las zonas afectadas por desastres naturales a través de los datos. La idea consiste en tratar de resolver un problema que viene de causas inesperadas: cómo se puede paliar las consecuencias de las catástrofes. La tecnología tiene la respuesta. La gran cantidad de datos que maneja una entidad como BBVA permite realizar estimaciones precisas en estos casos. El proyecto se centra en el análisis de las operaciones financieras de las personas para observar su comportamiento antes y después de sufrir una catástrofe natural. Es una nueva muestra de cómo la tecnología puede contribuir en la medida de lo posible a la ayuda humanitaria. En este caso, esta interesante iniciativa se centra en la actividad económica de las personas para ayudar a mejorar los programas de preparación, recuperación y reconstrucción ante catástrofes naturales. UN Global Pulse ha centrado sus esfuerzos en un proyecto que utiliza los datos de las operaciones financieras para entender cómo se comportan las personas antes y después de catástrofes naturales. Ejemplo de ello ha sido el proyecto sobre el impacto económico del huracán Odile en el estado mexicano de Baja California Sur (BCS). El estudio reveló que, en el ámbito familiar, las personas gastaron un 50% más de lo habitual en productos como alimentos y gasolina como preparación para el huracán. También se demostró que las mujeres gastaron el doble que los hombres en los días antes de que el huracán tocara tierra. El estudio elaborado por centro de análisis de datos financieros de BBVA Data&Analytics analizó los datos de pagos realizados a través de terminales en punto de venta (TPV) y las retiradas de efectivo en cajeros de más de 100.000 clientes de BBVA Bancomer, con un total de 25.000 operaciones diarias. Por medio del análisis de datos se obtuvieron indicadores aproximados del impacto económico y la resistencia de las personas de la región. Porque después del paso del huracán Odile se detectó que la actividad económica se redujo en toda la región. Se tardaron dos semanas para que las operaciones de los TPV volvieran a la normalidad, y una semana en el caso de los cajeros. El estudio, que midió el nivel de operaciones al mes del impacto, demostró que se habían registrado hasta un 30% menos de operaciones en los puntos de venta y un 12% menos de retiradas de efectivo en comparación con un periodo normal. Con ello se puede trazar una línea estrategia y poner el foco en determinados ámbitos y realizar ayudas selectivas. En la actividad económica se encuentra un gran potencial. «Estamos rodeados de datos de operaciones financieras y utilizarlos para proteger los medios de subsistencia de las personas debería ser una parte integral de la contribución de las empresas a la sociedad», explica en un comunicado Elena Alfaro, responsable de BBVA Data & Analytics.


Fuente: ABC Tecnología
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