China está lanzando más cohetes que nunca al espacio. Y el motivo es muy simple: no depender de Starlink

China está lanzando más cohetes que nunca al espacio. Y el motivo es muy simple: no depender de Starlink

China ha metido la directa en un terreno en disputa: el de la soberanía espacial. Hablar del espacio es pensar directamente en la NASA, pero la foto ha cambiado estos últimos años. La carrera espacial ya no es cosa sólo de agencias gubernamentales, sino también de compañías privadas como SpaceX, la española PLD Space o Blue Origin. Europa busca su espacio sin depender de nadie y países como China e India están dando pasos para ampliar sus fronteras mirando al espacio.

Y, a comienzos de este mes, China completó cuatro misiones espaciales. Es un claro dardo a Estados Unidos.

Ritmo. 2025 ha marcado un punto de inflexión en la industria aeroespacial de China. El país ha batido su récord de lanzamientos con más de 80 orbitales a lo largo del año (estaba en 68 lanzamientos), añadiendo el de tres cohetes Long March despegando con menos de 19 horas de diferencia entre ellos. Algo así está al alcance de muy pocos. Concretamente, sólo al alcance de SpaceX en cuanto a ritmo se refiere.

Prueba de estrés. La prueba de fuego se vivió a comienzos de diciembre, cuando la agencia espacial china realizó una prueba de estrés en su sistema. Entre el 5 y el 9 de este mes, China sobrecargó toda su cadena de lanzamientos. Emplearon cuatro puntos de lanzamiento distintos para probar hasta qué punto sus centros de lanzamiento, logística y telemetría podían operar en buenas condiciones.

Con esto, el país ha querido comprobar hasta qué punto sus distintos centros pueden operar casi en paralelo, sin interferencias y sin estorbarse. Esto es clave de cara a lanzamientos rutinarios de megaconstelaciones satelitales, pero también en vistas a respuestas rápidas durante una crisis. También es una prueba de fuego para ver cómo de optimizado está el proceso en el que los cohetes pueden pasar el menor tiempo posible en los puntos de lanzamiento, sin formar cuellos de botella.

Qué lanzan. Para esta operación, se movilizaron cuatro puertos: Hainan, Taiyuan, Xichang y Jiuquan. Y lo que han puesto en el espacio es… un poco de todo:

  • Misión 1: un cohete Kuaizhou-1A de despliegue rápido lanzado desde Jiuquan. En la carga había satélites VDES para identificar barcos y su propósito es dual: monitorizar el tráfico marítimo, pero también tener una capacidad analítica de datos en alta mar.
  • Misión 2: un cohete Long March 8A diseñado para alta cadencia de lanzamientos que partió desde Hainan. Cargaba 14 satélites Guowang, la respuesta estatal a Starlink. Este, además, es el lanzamiento más estratégico, ya que el Long March 8A es el diseñado para competir directamente contra el Falcon 9 de Starlink en costes y cadencia de lanzamiento.
  • Misión 3: otro Long March, el 6A. Partió de Taiyuan sin una carga confirmada, aunque es un cohete que antes se ha usado para poner en órbita más satélites Guowang.
  • Misión 4: un Long March 4B que despegó desde Jiuquan y es el más “militar” de todos. Puso en órbita el Yaogan-47, un satélite de reconocimiento para “censar tierras y estimar cultivos”. No deja de ser un satélite de teledetección, y estamos en un momento muy complejo en pleno Pacífico.
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El miedo a Starlink. Uno de los objetivos de China es contar con su propio sistema de Starlink. Esto implica miles de satélites orbitando y dando servicio, algo que no puede lanzarse de una tacada. Esta intensa campaña de cuatro días pone sobre la mesa la capacidad logística de la agencia espacial china para poder lanzar muchos lanzamientos en un corto espacio de tiempo sin poner en jaque la fiabilidad de los mismos.

Es un movimiento que permitirá escalar la puesta en órbita de miles de satélites de Guowang y, cuando hablamos de “miedo” a Starlink, nos referimos a que China quiere ocupar el espacio orbital antes de que se quede sin sillas. Se estima que Starlink tiene más de 6.000 satélites dando vueltas y otros 42.000 planeados. China tiene 25.000 planeados entre Guowang y G60, pero en el espacio se aplica la ley de “el que primero llega, se lo queda”.

La Unión Internacional de Telecomunicaciones asigna órbitas y frecuencias bajo este principio, por lo que China no quiere quedarse atrás frente a occidente. Concretamente, frente a Estados Unidos.

Soberanía. De hecho, hay un “pique” interesante con los satélites de Musk que nada tiene que ver con la comunicación. Starlink ya ha demostrado su utilidad en el contexto bélico (en la guerra de Ucrania, por ejemplo), pero además, en 2021 la estación espacial Tiangong tuvo que maniobrar dos veces para evitar satélites Starlink. Y ya sabemos que Rusia, China y Estados Unidos se están preparando (y según Estados Unidos, algo más que prepararse) para una guerra en el espacio.

Al final, es un asunto de soberanía espacial. Estados Unidos es el nombre propio cuando pensamos en el espacio, pero China lleva décadas reforzando su posición y más recientemente ha empezado a ocupar ese espacio. Y desde la Unión Europea también se está tanteando el terreno para esa soberanía espacial. El objetivo de todas las agencias y gobiernos es el mismo: no depender de tecnología externa.

Y esta prueba de estrés de China a la hora de realizar lanzamientos es un órdago a su máximo rival.

Imagen | CAS Space, Galactic Energy

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Fuente: Xataka
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