Los fabricantes chinos están lanzando coches eléctricos a un ritmo infernal. La respuesta de Toyota: filosofía Kaizen
Hace ahora dos años, Tesla avanzaba a un ritmo vertiginoso. Sus ventas estaban creciendo y estaban poniendo en marcha toda su maquinaria para mantener la ventaja frente a los competidores. Su proceso productivo le permitía manejar unos márgenes de beneficios tan altos que luego podían apretar con fuerza en el precio final. Parte de su secreto lo tenía una máquina llamada Giga Press. La pudimos ver en su fábrica de Berlín con nuestros propios ojos. Enorme, imponente. Con ella, la compañía produce piezas del chasis de mayor tamaño con mayor rapidez. Eso le permite fabricar mucho más deprisa que la competencia porque para los rivales esa misma pieza consiste en muchas otras de menor tamaño que hay que ensamblar. La revolución es tal que las grandes compañías parecían decididas a hacerse con la suya propia para poder plantar cara. Tesla también anunció que estaba en disposición de crear piezas más grandes y, por tanto, reducir todavía más los tiempos de fabricación co...